Una buena gestión del proceso de
Atención al Cliente pasa inevitablemente por el cuidado esmerado que se
da a la atención telefónica.
Antes que el correo electrónico, el
teléfono es el elemento de comunicación que la mayoría de las personas
eligen para contactar y dar a conocer sus necesidades.
La calidad de nuestra atención telefónica es por tanto un elemento clave para el buen funcionamiento de nuestro negocio:
-
el éxito de nuestras acciones comerciales,
-
la satisfacción o la insatisfacción de nuestros clientes,
-
las posibles incidencias en la gestión de nuestros proveedores,
-
las ofertas comerciales,
…son tantas oportunidades que nos llegarán a través del teléfono y que no podemos dejar escapar.
A continuación encontrarás unos pequeños consejos para una óptima comunicación con tu empresa:
Impecable saludo inicial:
identifica la empresa o el departamento y saluda, pero atención, sin
exagerar. Una bienvenida demasiado larga puede aburrir o tender a
pronunciarse de forma apresurada y por tanto quedar totalmente
incomprensible, perdiendo así todo su sentido. En principio, nombre de
la empresa y un buenos días/buenas tardes, pronunciados en tono pausado y
cortés, son suficientes para recibir adecuadamente a nuestros
interlocutores.
Dedicación “exclusiva”:
la persona encargada de atender el teléfono ha de saber que esta labor
es muy importante para la empresa. Una mala comunicación podría hacerte
perder un cliente o al menos, hacerle desconfiar de tu gestión. Por
tanto, y aunque el teléfono pueda ser atendido adicionalmente a la
realización de otras tareas, en el momento en que se decide responder a
una llamada se ha de interrumpir todo trabajo y centrarse en atender esa
comunicación. ¿Alguna vez has llamado a alguien que ha seguido
tecleando prestando una mínima atención a tus palabras? Seguro que sí...
La entonación de la voz:
La voz se ha de modular de manera a transmitir cordialidad, amabilidad,
simpatía: es la famosa sonrisa telefónica. Recuerda que no sonreír
puede dar sensación de rutina, pesadez, hastío… El ritmo de la
conversación ha de ser moderado (ni demasiado rápido ni demasiado lento)
aunque se ha de adaptar al del interlocutor. El volumen, controlado.
Actitud resolutiva: Has
de saber escuchar y preguntar para sacar la máxima información de la
llamada, sobre todo si la tienes que transmitir a terceros. Demuestra
empatía y trata de resolver. Si se trata de una queja, tómala como un
regalo para la empresa. Una reclamación se presenta en pocas ocasiones:
recíbela con humildad, sinceridad y agradecimiento, garantizando que
pondrás los medios para que el problema se solucione y no se reproduzca.
Honestidad y cortesía:
estés hablando con un potencial cliente o con un comercial de
Telemarketing, no olvides que tienes a una persona al otro lado de la
línea. Cortesía siempre. Si no quieres que un comercial te vuelva a
llamar, simplemente díselo, con naturalidad, para que no pierda el
tiempo y no te lo haga perder a ti. “Envíame tu oferta por email”
generalmente utilizado para quitarse a un comercial de encima, puede dar
pie a que éste vuelva a llamar. “Te agradezco la oferta pero no me
interesa”, no deja lugar a duda.
Mide tus palabras: “no
ha llegado todavía” a las 11h00 de la mañana puede dar muy mala imagen
de la persona que se intenta localizar. “No sé cuándo volverá” indica
una falta de comunicación en la empresa. “No se encuentra pero le dejo
nota para que te llame en cuanto pueda” es lo más acertado en todos los
casos.
Transmitir la información:
bien, has atendido y tomado nota de toda la información deseada. ¿Qué
haces con ella? Es importantísimo saber a quién va dirigida la
información y transmitirla en tiempo real y por un medio que no se
pierda. Olvida el post-it o transmitir la llamada entre dos puertas. Has
de mantener un listado de llamadas, que se pueda consultar en todo
momento para poder hacerle el seguimiento necesario.
Finalmente, evita la música de espera estridente y cuida el mensaje de tu contestador.
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